Cual es la diferencia entre pensamiento convergente y divergente?

¿Cuál es la diferencia entre pensamiento convergente y divergente?

El pensamiento convergente se basa en encontrar una «respuesta correcta» a un problema, mientras que el divergente se basa en postular múltiples posibilidades en base al problema, ya que no se restringe a un plano único, sino que se mueve en planos múltiples y simultáneos.

¿Cómo puedo aplicar el pensamiento convergente?

“El pensamiento convergente se asocia con análisis, juicio y toma de decisiones. Se trata de tomar muchas ideas y clasificarlas, evaluarlas, analizar los pros y los contras, y tomar decisiones”, explica Manning.

¿Qué es el pensamiento convergente y divergente?

El pensamiento convergente y divergente nació de manos del psicólogo estadounidense Joy Paul Guilford en 1967. Cuando formuló la teoría de que, para la resolución creativa de problemas, aparecían estos dos tipos de pensamiento diferenciados de llevar a cabo el proceso intelectual.

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¿Cuáles son las características del pensamiento divergente?

Características del pensamiento divergente En el pensamiento divergente podemos encontrar las siguientes características: – Fluidez: habilidad para ofrecer numerosas alternativas ante un problema. – Flexibilidad: capacidad para desarrollar una perspectiva múltiple de un mismo asunto y poder adaptar la mente en cada caso.

¿Cómo estimular el pensamiento convergente en las escuelas?

Desde las escuelas se deberían trabajar ambos tipos de pensamiento. Pero, desgraciadamente, por lo general, el sistema educativo opta por estimular el pensamiento convergente del alumnado, buscando que estos realicen las tareas y ejercicios de una forma concreta.

¿Cuáles son los momentos de divergencia y Convergencia en la innovación?

En innovación se establecen los momentos de divergencia y convergencia siguiendo la metodología del diamante doble. El diseño estratégico se inicia fomentando la divergencia. Para ello es necesario recurrir a juegos que involucren la creatividad y nos ayuden a perder el miedo a hacer el ridículo.