¿Cómo evitar el sesgo de confirmación?
Si los argumentos contrarios son lógicos y tienen sentido, posiblemente consigamos evitar razonamientos erróneos y caer en este prejuicio cognitivo. Otra forma de evitar el sesgo de confirmación es intentar analizar nuestras creencias desde un punto de vista contrario, intentando argumentar como si pensáramos de forma opuesta.
¿Cuáles son las explicaciones cognitivas para el sesgo de confirmación?
Las explicaciones cognitivas para el sesgo de confirmación se basan en las limitaciones de la capacidad de la persona para ocuparse de tareas complejas y en el uso de atajos, llamados « heurísticas », que usa.
¿Por qué las personas están sesgadas hacia la confirmación de sus creencias?
Una serie de experimentos en los años sesenta sugirió que las personas están sesgadas hacia la confirmación de sus creencias existentes. Investigaciones posteriores reinterpretaron estos resultados como una tendencia a probar ideas de un modo unilateral, centrándose en una posibilidad e ignorando las alternativas.
¿Por qué los sujetos prefirieron las preguntas diagnósticas?
Los sujetos prefirieron preguntar este tipo de cuestiones (mejores para diagnosticar), mostrando solo un débil sesgo hacia las preguntas positivas. Este patrón de una preferencia principal por las preguntas diagnósticas y una más débil por las cuestiones positivas se ha replicado en otros estudios.
¿Cuál es la aplicación del sesgo de confirmación en el marketing?
Sin embargo, la aplicación de este sesgo en el ámbito del marketing no está siempre tan clara, al contrario de lo que ocurre con el efecto IKEA o el efecto dotación ( endowment effect ). En cualquier caso, hace mucho que empresas de todos los tamaños aprovechan conscientemente los efectos del sesgo de confirmación con propósitos de marketing.
¿Qué es el sesgo cognitivo?
El sesgo cognitivo ( confirmation bias en inglés) es la tendencia de las personas a favorecer y considerar relevante aquella información que concuerda con las propias creencias. El psicólogo Peter Wason fue el primero en demostrar la existencia de este sesgo, en los años 60, mediante diversos experimentos.